20 abr 2010

Mala memoria.

Paula era una chica despreocupada, alegre, y algo torpe, pero, por encima de todo, olvidadiza. Siempre se quejaban de ello sus familiares, cuando se olvidaba de sacar a pasear el perro o de ir a tirar la basura, sus amigos, cuando no recordaba qué día habían quedado o a qué hora empezaba la película, y sus profesores, cuando se dejaba los deberes en casa o no se acordaba de traer el justificante para ir de excursión. A pesar de ello, había alguien que nunca se quejaba de la mala memoria de Paula. Daniel. Un día en que estaba deprimido, le preguntó a Paula si le quería, y ella se indignó. “¡Pero por qué preguntas, si ya sabes que sí!”. “No, por nada, porque me gusta oírtelo”.
Nunca más Paula se olvidó de decirle “te quiero” cada día sin falta. Y es que para las cosas importantes de verdad, tenía toda la cabeza del mundo.

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