1 feb 2010

Bello ángel de alas de sangre.

Volví a soñar con eso, con aquel día en que mi infancia se rompió en mil pedazos, en que mi mundo se desmoronó ante mis propios ojos, rasgando esa agradable máscara que cubre la realidad, y mostrándome esta última con toda su crudeza. Nunca olvidaré esos minutos, tal vez los más angustiosos de mi vida. Nunca olvidaré cómo me desperté, en mitad de la noche, a causa del fuerte viento que soplaba aquella noche. Ni tampoco lo silencioso que me parecía todo, mientras trataba de dormirme, ni los eternos minutos que tardé en darme cuenta de que lo que faltaba era la respiración de Abigail encima de mí. Me levanté de un salto.Sabía perfectamente dónde estaba, por algo éramos hermanas. Fui como una exhalación, salí por la ventana y con cuidado diposité mi pie descalzo en la escalera de incendios. Subí a toda velocidad a la azotea; no la vi.Una vez ahí, la vista nocturna de la ciudad me cautivó una vez más, y me olvidé del paradero de mi hermana por un segundo. Contemplé entretenida la ciudad de noche, encaramada a la barandilla, pensando en que cuando fuera mayor pasaría las noches divirtiéndome entre luces de neón, dominando las callejuelas nocturnas de esa ciudad que nunca duerme. Entonces fue cuando la vi, y teniéndome a mí tan embelesada, me tomó aún más por sorpresa, como un puñetazo que viene por detrás.En la claraboya de cristal que daba a ese lado de la azotea, en el edificio de enfrente, muchas plantas más abajo, la vi.Una mancha oscura, como disparada, cubría la iluminada claraboya ante mis impresionados ojos. En medio de ese charco de sangre negra, ella, Abigail, Abby, mi hermana, una delicada figura blanca, como una pequeña paloma de seis años, sus plumas un ondeante camisón de algodón blanco, mancilladas aquí y allí por alguna que otra salpicadura de negro fluido vital. Su pelo claro ondeante, sus ojos abiertos de par en par, sorprendidos, fijos al infinito. Fuera de mi alcance. Con ese gesto de sorpresa, de horror, en su dulce rostro infantil. Con esas dos alas de sangre negra brotando de sus espaldas. Un bello ángel caído con sus alas teñidas de sangre.

4 comentarios:

  1. Tienes ese don hermoso de hacer sentir con cada palabra. Que bueno que volviste a publicar tus escritos.
    Sigue con ellos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, me alegro de hacer sentir.
    Ahora empezaré a pasar al ordenador un escrito algo más largo que se me ha ocurrido en clase, aver que tal (ciencia-ficción, uy uy uy XD)

    ResponderEliminar
  3. Sencillamente precioso ^^
    Adoro como escribes ^-^

    ResponderEliminar
  4. Ois Lore que cosas me dices >////< Es mucha práctica, y leer muchísimo :3

    ResponderEliminar